LA BOLSA DE AMOR QUE QUITA EL HAMBRE
Los hijos de doña Marleny Menéndez se están alejando del 49% de los niños que sufren desnutrición crónica en Guatemala gracias al programa “Bolsa Solidaria” impulsado por la primera dama de la nación, Sandra Torres y Presidenta del Consejo de Cohesión Social.
Desde hace 5 meses, Luis (8 años), Ruth (5 años) y Josué (3 años), desayunan, almuerzan y cenan. Antes, si bien les iba, se conformaban sólo con un tiempo de comida.
Como esta familia y muchas otras que viven en pobreza y pobreza extrema, residentes de varios asentamientos del área metropolitana y algunos municipios de Guatemala, mensualmente reciben una bolsa de víveres que incluye: 10 libras de frijol, 10 de arroz, cinco de harina de maíz, cinco de cereales y medio galón de aceite.
Marleny y sus hijos viven a un paso de un barranco de aproximadamente 50 metros, mismo que conecta la zona 7 y la zona 3. Es la última vivienda de ese asentamiento. Su casa está construida con láminas oxidadas y agujeradas por el paso del tiempo. Está preocupada, como todos los años, porque el invierno nuevamente amenaza con arrasarle su humilde vivienda.
Desde hace 8 años, su esposo Julián Guzmán, quedó incapacitado en un accidente. Por ello, a Marleny le ha quedado la total responsabilidad de proveer a la familia con el dinero que gana lavando ropa.
A la par de esta familia, vive Tomasa Sunún. Su casa también está al borde del precipicio. Ella también se beneficia mes a mes con la bolsa solidaria. Sin embargo, se lamenta que no le alcanza, ya que son ocho bocas las que se alimentan, desde su esposo que trabaja de ayudante de albañil (cuando tiene trabajo), su nuera y sus hijos.
Hace algunos años Sunún también sufrió la perdida de su bebé de tan solo 3 meses. Mientras ella traía en la cabeza un baño de ropa, su otro hijo de 6 llevaba al bebé en brazos y accidentalmente los dos cayeron al vacío. Solo el mayor se salvó.
Doñá Tomasa anhela vivir en un lugar mas seguro. Cada día le atormenta la pena de sacar adelante a sus hijos. Últimamente ya ni duerme, dice, por tanto temblor y tanta lluvia. Resignada expresa que en cualquier momento, ella y toda su familia, podrían quedar sepultados en este lugar. A pesar de las circunstancias, se consuela que ya la otra semana, recibirá la bolsa de amor, que mes a mes, le quita las penas y le quita el hambre.
La Bolsa Solidaria nace con la misión de mejorar la calidad de vida en los asentamientos urbanos de la ciudad de Guatemala de manera sostenible y sustentable.
Durante el año 2009, se han atendido 204 asentamientos humanos priorizados por el Consejo de Cohesión Social Urbano (CCSU) con base en sus necesidades básicas insatisfechas (agua, energía eléctrica, drenajes y agua pluvial). Estos asentamientos se ubican en las zonas 1, 3, 5, 6, 7, 12, 13, 14, 17, 18 Y 21. Además, en los municipios de Villla Nueva y San Pedro Ayampuc de Guatemala y Palín en Escuintla.
Desde hace 5 meses, Luis (8 años), Ruth (5 años) y Josué (3 años), desayunan, almuerzan y cenan. Antes, si bien les iba, se conformaban sólo con un tiempo de comida.
Como esta familia y muchas otras que viven en pobreza y pobreza extrema, residentes de varios asentamientos del área metropolitana y algunos municipios de Guatemala, mensualmente reciben una bolsa de víveres que incluye: 10 libras de frijol, 10 de arroz, cinco de harina de maíz, cinco de cereales y medio galón de aceite.
Marleny y sus hijos viven a un paso de un barranco de aproximadamente 50 metros, mismo que conecta la zona 7 y la zona 3. Es la última vivienda de ese asentamiento. Su casa está construida con láminas oxidadas y agujeradas por el paso del tiempo. Está preocupada, como todos los años, porque el invierno nuevamente amenaza con arrasarle su humilde vivienda.
Desde hace 8 años, su esposo Julián Guzmán, quedó incapacitado en un accidente. Por ello, a Marleny le ha quedado la total responsabilidad de proveer a la familia con el dinero que gana lavando ropa.
A la par de esta familia, vive Tomasa Sunún. Su casa también está al borde del precipicio. Ella también se beneficia mes a mes con la bolsa solidaria. Sin embargo, se lamenta que no le alcanza, ya que son ocho bocas las que se alimentan, desde su esposo que trabaja de ayudante de albañil (cuando tiene trabajo), su nuera y sus hijos.
Hace algunos años Sunún también sufrió la perdida de su bebé de tan solo 3 meses. Mientras ella traía en la cabeza un baño de ropa, su otro hijo de 6 llevaba al bebé en brazos y accidentalmente los dos cayeron al vacío. Solo el mayor se salvó.
Doñá Tomasa anhela vivir en un lugar mas seguro. Cada día le atormenta la pena de sacar adelante a sus hijos. Últimamente ya ni duerme, dice, por tanto temblor y tanta lluvia. Resignada expresa que en cualquier momento, ella y toda su familia, podrían quedar sepultados en este lugar. A pesar de las circunstancias, se consuela que ya la otra semana, recibirá la bolsa de amor, que mes a mes, le quita las penas y le quita el hambre.
La Bolsa Solidaria nace con la misión de mejorar la calidad de vida en los asentamientos urbanos de la ciudad de Guatemala de manera sostenible y sustentable.
Durante el año 2009, se han atendido 204 asentamientos humanos priorizados por el Consejo de Cohesión Social Urbano (CCSU) con base en sus necesidades básicas insatisfechas (agua, energía eléctrica, drenajes y agua pluvial). Estos asentamientos se ubican en las zonas 1, 3, 5, 6, 7, 12, 13, 14, 17, 18 Y 21. Además, en los municipios de Villla Nueva y San Pedro Ayampuc de Guatemala y Palín en Escuintla.
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