Malvadas

La maldad no es una cuestión exclusiva solo de los hombres. Igualmente la calidad de ser humano no es una cuestión solo de las mujeres. En todo caso, todos cometemos errores y nos equivocamos. Nadie es perfecto. Últimamente, al observar los periódicos del día observo con preocupación que cada vez mujeres, de todas las edades, protagonizan hechos delincuenciales. Es hasta normal que engalanen la “nota roja”. Hay secuestradoras, extorsionistas, narcotraficantes, pandilleras, estafadoras y asesinas. Algunas incluso son cabecillas de estos grupos criminales.

Un caso particular que me llamó la atención fue el de la niñera Ingrid Marleny Catú Zalazar que abusaba de menores y los filmaba para difundir los videos en una página de internet mexicana. Recientemente se reportó la captura de “La Reina de las Extorsiones del Sur”, Merly Chij. Pero el caso que más me conmovió a mí y dio de qué hablar en muchos estratos sociales es el de la niña Jennifer Vásquez de 3 años de edad asesinada a golpes por su propia progenitora.

En el ámbito de la violencia que nos aqueja sin duda la mujer está teniendo hoy en día un protagonismo importante y eso es preocupante para el seno de la familia. ¿Qué tipo de cariño le puede ofrecer la mamá a su hijo(a) cuando este le pide afecto? ¿Qué tipo de consejo le dará si cometió equis travesura? ¿Con qué moral lo hará? ¿Qué valores y qué principios le podrá transmitir? Obviamente, no estoy justificando que los hombres delinquen por que esa sea su naturaleza. En un momento de ira cualquier ser humano, hombre o mujer, es capaz de cometer una locura hasta matar. Así es nuestra naturaleza.

Siento lástima porque estas mujeres irresponsables empañan la historia de aquellas mujeres que derribaron obstáculos y barreras impuestas en esta sociedad claramente dominada por varones. Siento lástima porque desmerecen el respeto que muchas se han ganado en el ámbito político, social, laboral, cultural, religioso, etc. 

Aunque quizá su participación sea mínima se les debe castigar con todo el peso de la ley. Si usted es padre de familia lo invito a que asuma con sabiduría el rol que le corresponde. Renuncie a la maldad y renuncie a la violencia.