Las famosas medidas de seguridad falsas
Muchos padres y madres de familia sufren el hecho que no pueden ver a sus hijos por una “medida de seguridad” impuesta por un juzgado. En realidad estas son necesarias cuando alguien verdaderamente cometió algún tipo de agresión contra otra persona. Sin embargo, cuando una mujer solicita medidas de seguridad, estas las imponen de oficio sin haberse investigado a fondo si en realidad fueron agredidas. Hablando las cosas como son, muchas mujeres abusan de este mecanismo; utilizan todo el sistema legal a su conveniencia y se inventan cualquier charada. Usted apreciado lector seguramente ha escuchado mas de alguna vez, de mujeres que se victimizan por cualquier ocurrencia, se abofetean así mismas o se mutilan el cuerpo para demostrar que fueron lastimadas por el (ex) cónyuge.
Yo no creo que todas las denuncias existentes en el Ministerio Público se deban a puras agresiones ya que soy de los que creo que no todos los hombres son violentos. Muchas mujeres denuncian falsamente como un mecanismo de defensa para crear presión a su pareja o beneficiarse de algo. Esto de las denuncias falsas, es un secreto a voces en toda la sociedad, y lo que es más grave, que se fomenta desde los organismos públicos.
Desde que dictan medidas de seguridad a favor de la mujer entonces el padre deja de tener relación con sus hijos y los hijos de él. Esta separación causa en los niños un impacto emocional muy fuerte pues el niño(a) desea sentirse protegido por su padre, el representa su héroe, su fortaleza. La figura paterna es fundamental en la vida del niño. Lamentablemente, el sistema está diseñado de esa manera: para “proteger” a la mujer, aunque trayéndose de corbata la salud emocional y futuro de los hijos y la reputación de los buenos padres de familia que quieren relaciones sanas con sus hijos.
En el caso de los (pocos) padres que denuncian la realidad es distinta. Si denuncia agresión resulta que no le creen. Si pide medidas de seguridad el proceso camina muy lento o sencillamente no le dan trámite. De esto están conscientes hasta las jueces pero muchas veces, o casi siempre, les toca dictar a favor de la madre ya que se cree culturalmente que la progenitora cuida mejor de los hijos lo cual está demostrado que no es cierto.
Esto de las denuncias falsas debería ser un delito perseguible de oficio ya que afecta la honorabilidad de una persona y afecta severamente el desarrollo de los hijos para siempre. Lo que más me sorprende es que en estos casos, la Policía y todo el aparato de justicia, son buenos para detener a padres inocentes pero a los verdaderos agresores no los atrapan. Lo ideal es que en una situación de estas, los padres de familia afronten con carácter, madurez y espiritualidad las diferencias que tienen con su pareja y aparten a sus hijos de esos líos innecesarios.
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